River se impuso ante Olimpo.

Con dos golazos de Scocco, el Millonario se impuso 2-0 sobre Olimpo para subir en la tabla de posiciones y renovar el entusiasmo de los hinchas. Nacho la rompió, mientras que Quintero demostró una gran calidad.

La alegría volvió al Monumental. Se renovó la ilusión, hay entusiasmo otra vez. Sin brillar, pero con un buen segundo tiempo, River venció a Olimpo y se despertó a tiempo, antes de que el panorama comenzara a generar malestar e inquietud durante toda la semana. El principal responsable de derrumbar tanta incertidumbre se llama Ignacio Scocco, figura excluyente de la noche a través de un doblete sensacional.

Tras una etapa inicial de bajo rendimiento, más allá de algunas situaciones de gol, River reaccionó con paciencia en la elaboración, agresividad en tres cuartos de cancha y un Nacho Scocco iluminado. Su segundo tiro libre del partido terminó en golazo para abrir la cuenta, para romper ese cero que se tornaba peligroso a medida que se aproximaba el final.

El enorme derechazo de Scocco fue superado por el propio delantero a través de una conquista que ya se clasificó para el especial de fin de año en TyC Sports. Siete rivales fueron testigos privilegiados de un gol histórico, de colección, digno de poner en loop durante varios días. Ese desequilibrio individual resultó determinante para un Millonario irregular, con más ganas que ideas, impreciso, irresoluto.

Otra clave para explicar el 2-0 definitivo está en las intervenciones acertadas de Franco Armani, cuya presencia en el arco impone respeto. Seguro en los centros y sólido en sus pocas participaciones, transmitió la calma indispensable desde el fondo. Así se empezó a construir el triunfo porque el hombre proveniente de Atlético Nacional le negó el grito al equipo de Bahía Blanca cuando la igualdad mandaba en Núñez.

Juan Fernando Quintero merece la mención de honor restante. El colombiano reemplazó a un Ignacio Fernández opaco. Con el número 8 en la espalda, el volante ofensivo se ubicó abierto por el costado derecho, siempre libre para recibir y distribuir. Preciso, inteligente y punzante en los pases hacia adelante, exhibió una jerarquía que simplificó los caminos e invita a pensar si debe ser titular frente a Lanús.

River ganó, lo más importante, pero continúa en deuda futbolística. Ahora, con la confianza de una victoria en casa, debe recuperar el terreno perdido en la Superliga para escalar posiciones y arrimarse a la zona de acceso a la Copa Libertadores. Se viene River, se viene la alegría.

Fuente: LPM