Si hace un año y un mes empezó a ser parte estable del equipo titular de Gallardo. Si hace siete meses sufrió esa lesión que le detuvo el envión (y algo más). Si a la Copa América no fue por un problema muscular... Si faltaba algo para mostrar y demostrar que estaba de vuelta, Exequiel Palacios lo hizo en esos 53 minutos que jugó ante México.
Al borde de los 21 años, el tucumano vuelve a ser una muy buena noticia para River y para el fútbol argentino. Porque superó saber que se fracturó horas antes de que los médicos del Real Madrid le hicieran la revisión médica (en febrero) como así también se recuperó del cimbronazo de perderse un torneo oficial con la Selección con la convocatoria confirmada.
En este volver a ser ratificó características y condiciones de un volante veterano y moderno al mismo tiempo. De esos que hacen de todo un poco y casi todo bien, en tiempo y forma. Palacios tiene dinámica propios de la edad y entendimiento de juego de alguien mayor, algo que llevó a Gallardo a considerarlo "un chico que se convirtió en hombre".
Volante por derecha de fábrica, ahora juega más que nada por la izquierda, cerca del 5 de turno (Enzo Pérez en el club y Paredes en la Selección). Y acá y allá recupera, traslada sin excesos, le pasa la pelota al compañero en la corta y la larga, llega a las dos áreas y mete pases que son dagas (como en el segundo de Lautaro Martínez a México). Le debe agregar, eso sí, gol (este año sólo la metió una vez, el 16/7 por Copa Argentina).
Fundamental para Gallardo, su gran mentor y quien lo transformó en un jugador clase A; Scaloni lo piensa como alguien fundamental en el camino a Qatar 2022. Y está muy bien: la Selección necesita mediocampistas así.
