De la pesadilla al mejor de los sueños

Se cumplen 8 años de la vuelta de River. Un duro camino que se reivindicó de la manera más hermosa con Gallardo como entrenador.

Todavía se me pone la piel de gallina al recordar ese día. Me veo ahí, sentada en el sillón frente al tele rezando a Dios y todos los santos para terminar con esa pesadilla que no había cumplido siquiera un año.
Aún recuerdo la finalización de los primeros 45' y esa gran incertidumbre por lo que había mostrado el equipo. Recuerdo la aparición más fantástica de Rogelio Funes Mori y los goles de David. Me veo ahí y recuerdo el pitazo final del árbitro, el abrazo con mi viejo y las miles de lágrimas que hacían juego con la exclamación ¡Volvimos viejo, volvimos! Aunque vos y yo sabíamos que nunca nos habíamos ido, sólo fuimos el capricho cumplido de años de mala gestión y una causalidad de resultados que poco representaban nuestra basta historia.

Pero vos y yo sabíamos que ese 23-J iba a significar algo grande, quizás nunca nos imaginamos algo tan grande.

Esas lágrimas de desahogo se transformaron en lágrimas de felicidad, una fría noche en Madrid. El puño apretado de Matías tras la victoria ante Almirante Brow fue el puño apretado de Matías en el banco de suplentes de aquel 9/12 en el Bernabéu. El mismo Ponzio que sin poder hablar se desarmaba en llanto, fue quien se levantó la Copa más hermosa de la historia. El mismo Maidana que marcaba al 9 de Atlanta iba a enfrentar, años más tarde, al rey del fútbol actual, un tal Messi.

"No tengo ninguna duda, River dentro de un tiempo será el Barcelona de Sudamérica", expresó Matías Jesús y así fue. Porque esa día no volvimos a la primera división, volvimos a lo que realmente significa nuestra historia, volvimos para reivindicarnos y poner la casa en orden, el fútbol en su verdadera lógica.

Porque ese día las 363 noches de pesadilla habían terminafo para iniciar con el mejor sueño cumplido de los 119 años de este hermoso club.