Nació el 28 de septiembre de 1918 en cercanías de la vieja cancha de River en Alvear y Tagle. Allí se crio y dio los primeros pasos en ese deporte con el que tanta alegría consiguió y dio: el fútbol. Lo hacia abajo la complicidad de su madre, Doña Amalia, que le pasaba un paquete con ropa vieja para que no ensuciara los pantalones y los zapatos de salir y para que Don Angel, su padre, no se diese cuenta.
“Mi papá no quería que jugara a la pelota. Pretendía enseñarme su oficio, deseaba que fuera relojero como él. Pero el potrero me tiraba demasiado”. Angelito era hincha fanático, a muerte de River. Lo hicieron socio a los 8 años. En 1934, con 16 años, no solo se desempeñaba en la cuarta división de fútbol, sino también integró el conjunto de cadetes de básquet, pero sin dudas el fútbol fue su mayor habilidad.
Su buen desempeño hicieron que si ascenso fue acelerado. Debutó el 18 de junio de 1939, en la 14ª fecha del torneo frente a Estudiantes de la Plata. Aquel equipo formo con Besuzzo, Vassini y Blanco; Yácomo, Rodolfi y Wergifker; Peucelle, Caffaratti, Alcalde, Labruna y Pedernera. A Labruna le toco ingresar en lugar de José Manuel “Charro” Moreno. Ese partido River lo perdió 1 a 0. Su primer gol llegó en su segunda presentación con La Banda. Fue el 15 de octubre de ese año frente a Atlanta, a los 40 minutos de la etapa complementaria. Ese fue el primero de los 292 goles que marcó con el Millonario.
Ángel Labruna integró una de las mejores delanteras del futbol argentino: La Máquina. Junto a Muñoz, Moreno, Pedernera y Loustau logró tres campeonatos (1941/42/45), dos subcampeonatos (1943/44) y un tercer puesto (1946). De los 240 goles de ese equipo, 115 fueron por obra y gracia de Angelito. Hizo goles de todas las formars y angulos posibles; con derecha y con zurda. Goles de todo tipo y colores. Lo que lo llevo a ser el máximo goleador de la historia del club y el segundo de la historia del fútbol argentino, detrás de los 293 goles de Arsenio Erico. Al eterno rival le convirtió 15 tantos, en 35 partidos, lo que lo convirtió en el máximo goleador de los superclásicos. Contra ese rival debutó en la red el 5 de noviembre de 1939. El partido disputado en cancha de San Lorenzo, fue victoria para River 2 a 1.
Labruna tiene una historia aparte contra Boca, el era “anti-Boca”. En algún momento remarcó que gracias a ellos se hizo famoso, lo que provocaba la ira de los adversarios.
Su día más triste con la banda roja fue cuando le comunicaron que no seguiría en el club. Transcurría el año 1958, y a los 41 años el gran goleador tuvo que dejar el equipo. Su carrera continuo por el Ranger de Chile, por Rampla Juniors de Montevideo y se retiró en Platense en 1961 con 43 años.
Quiso alejarse del fútbol, pero con los negocios que experimento no le funciono. Alguna vez confesó que el fútbol era su vida. Y asi fue como se hizo director técnico.
No solo se destacó como futbolista, como entrenador también pregonó el buen futbol. “Es sencillita la cosa. Primero tenes que disponer de buenos jugadores. Segundo, les tiras la pelota y les das la libertad que los buenos jugadores necesitan. Después le proporcionas una correcta base física, un cachito de táctica y los paras en la cancha. Lo demás viene solo” En 1966 fue su debut en el banco de suplentes de Defensores de Belgrano. Equipo al cual agarro en la última colocación y lo dejo quinto. En la temporada siguiente lo sacó campeón de la B. Tuvo una particularidad en esa etapa. Simultáneamente condujo técnicamente a Platense, que jugaba en Primera División.
En 1968 River lo convocó para que dirigiese al primer equipo. Hizo buenas campañas, pero la falta de un título hicieron que tuviera que emigrar. En 1971 Recaló en Rosario Central, donde consiguió su primer título como director técnico en Primera División. Luego Lanús, Racing Club de Avellaneda y Chacarita Juniors, formaron parte de los equipos a los cuales entrenó.
En 1975, retornó a River con el convencimiento de hacer una buena campaña con el club de sus amores. Y lo logró fue campeón y cortó la racha de 18 años sin títulos. A esa conquista le siguieron otras cinco más. (Nacional del ’75, Metropolitano del ‘’77, Metropolitano y Nacional del ’79 y Metropolitano del 80) Como jugador y entrenador sumó 16 títulos en el fútbol argentino (9 como jugador, 6 como DT de River y 1 como DT de Central). Su último club, luego de River fue Argentinos Juniors en 1981.
“Todos los campeonatos son lindos, todos dan una alegría especial. Quizás el del ’75 con River, después de dieciocho años de fracasos, haya sido el más emocionante, el más esperado. Pero no puedo, en realidad, elegir uno. La felicidad es ser campeón…” reconoció en algún momento posterior.
El 19 de septiembre de 1983, en una clínica del barrio porteño de Belgrano, un paro cardiaco termino con la vida de Angel Labruna.
Así fue la vida deportiva del mayor símbolo de River y uno de los más respetados del fútbol argentino. Un grande de la historia. Ese al que hoy recordamos, al que hoy homenajeamos en el día de su natalicio y lo reconocemos con el “Día Internacional del Hincha de River”
Por Agustin Peresutti
FILIAL RIVER PARANÁ
Fuente: “Ángel Labruna: El viejo Ganador” Cap. V; En “River, El campeón del Siglo”, Todo su fútbol; Edición Océano Argentina S.A., 2000; Pág 129,130 y 131.